“Bestiario” y el realismo mágico de Julio Cortázar

Cuando hablamos de literatura latinoamericana del siglo XX, no podemos omitir el aporte de nuestros vecinos trasandinos. Es que Argentina se ha caracterizado por convertirse en la cuna de escritores que se han vuelto un pilar de lo que representa a Latinoamérica en cuanto a letras y se han vuelto parte indispensable de nuestra identidad cultural.

Dentro de esos autores, Julio Cortázar (Ixelles, 26 de agosto de 1914 – París, 12 de febrero de 1984) ha pasado a la historia como un maestro del cuento y la narración breve en general, mezclando elementos de la realidad con lo fantástico, lo contemporáneo y lo mágico, lo cotidiano como normal y lo aterrador.

“Bestiario” fue publicado el año 1951 y corresponde al primer libro de relatos que Cortázar publicó con su propio nombre. Consta de 8 cuentos cortos, no relacionados entre sí pero que, sin embargo, tienen elementos comunes que hacen que el libro tenga una unidad perfecta y sin titubeos. Dichos relatos tratan de personas, objetos y situaciones absolutamente cotidianas, situadas en la natal Argentina de Cortázar, o bien en Paris, ciudad en la que se radicó.

Durante la lectura del libro, se puede adivinar el momento histórico en que transcurren los hechos mediante pequeñas pistas que nos deja el autor. Pero esta cotidianidad toma tintes de sorpresa, de terror y de pesadilla, generando pequeñas incomodidades en el lector, ingredientes suficientes para seguir leyendo y querer más.

“Casa tomada”, “Lejana”, “Ómnibus”, “Circe” y “Las Puertas del Cielo” son historias repletas de realismo y Cortázar nos sitúa perfectamente en los lugares en que transcurre cada una. No hay elementos mágicos, bestias o hechos paranormales, sino que lo fantástico radica en la sospecha de las intenciones del resto, haciéndolas parecer fuera de éste mundo. Dos hermanos viviendo en una casa, una mujer argentina que sueña con la vida de otra, una chica que ha perdido a dos novios en trágicas circunstancias o la añoranza de una mujer amada pasan a ser historias contadas como si fueran de otro mundo, con un halo de intriga y sospecha que no deja olvidar las historias. “Carta a una señorita en Paris”, “Cefalea” y “Bestiario” son fieles obras del realismo mágico, del cual fue gran exponente Julio Cortázar, narrando lo extraordinario como algo común. Existe un juego de sorprender al lector para luego aplicar paños fríos y hacernos aceptar lo extraño dentro de la normalidad.

“Bestiario” no es un libro para tomarlo a la ligera, pero es un imprescindible para conocer y comprender la riqueza de la literatura latinoamericana y hacernos mirar el mundo de otra manera, con las interrogantes que los cuentos dejan al lector.

 

Constanza Álvarez

Abogada